lunes, 19 de noviembre de 2012

Entrevista a Daniel Holguín


Daniel Holguín
Actor
Cáceres (1979)




-Infancia en Cáceres. ¿A que se dedicaban tus padres? ¿Tu relación con el arte dramático?

-Mi padre tenía una empresa de construcción, ya está jubilado. Mi madre tiene una pastelería en el Nuevo Cáceres. Yo peleaba mucho con mi padre: me obligaba a acostarme temprano para levantarme pronto e ir al colegio, pero yo me quedaba leyendo hasta las 6 o las 7 de la mañana siempre. Mi padre me echaba la bronca por leer. Nunca entendió esa relación que yo tenía con los libros, con el teatro… La infancia que yo recuerdo ha estado muy ligada al baloncesto. Yo jugaba en las categorías inferiores del Cáceres hasta que entré en el instituto donde descubrí el teatro, aunque ya venía desde antes leyéndolo.

-¿Cómo era Cáceres culturalmente en su juventud?

-Los bares que había por aquí, por la calle Pizarro… me acuerdo de uno que se llamaba las Meigas, que estaba justo a la entrada de la calle, que tenía recitales de poesía, con violines, espectáculos un poco alternativos. El Gran Teatro funcionaba muchísimo más de lo que funciona ahora. También estaban el Teatro Estable y la compañía La Botika fuerte, es decir, había un poquito más de movimiento, aunque Cáceres siempre ha estado a la cola culturalmente de Badajoz. La cultura teatral que tiene Badajoz no la tenemos nosotros ni por asomo.

-¿Cuántos cines había entonces?

-Estaban el Coliseum, el del Eroski y el de Virgen de la Montaña. No sé cuántos quedarán ahora.

-El de Virgen de la Montaña.

-¿El del Eroski ha cerrado?

-Sí, han puesto un Zara.

-Ah, muy bien, muy bien…

-¿Cómo comenzaste a interesarte por el mundo de la interpretación? ¿Participabas en algún grupo de teatro de Cáceres?

-Yo nunca tuve esta cosa de “Mamá, yo quiero ser actor”, aunque mis padres siempre me decían que era muy teatrero. Fue una cosa que he ido descubriendo, me fue gustando, me llamó la atención. Nada de lo que había aquí en Cáceres me interesaba. Empecé aquí en el instituto Hernández Pacheco, donde estudié, en una ATP de teatro. A raíz de ahí creamos una compañía de teatro sin ánimo de lucro. Íbamos por los pueblecitos de Extremadura trabajando.

-¿Qué dijeron tus padres cuando dijiste que querías ser actor?

-Yo estudié cocina aquí, en la Laboral. Hice las prácticas con Atrio, me fui a Tenerife, a trabajar en un hotel de lujo, volví a Cáceres, a Atrio y después decidí irme a Madrid a estudiar Arte Dramático. Imagínate para mis padres lo que supuso que su hijo, con 21 años, trabajando en un restaurante fantástico como Atrio, decidiera irse a la aventura, a estudiar Arte Dramático. Eso sí,  estuvo bien que mis padres me incitaran a estudiar cocina porque ha sido un arma importantísima para mí en Madrid, para ganarme la vida y pagarme los estudios.

-¿Y ahora qué piensan?

-Ahora están contentos. La pastelería que tiene mi madre en Nuevo Cáceres es como un club de fans. Justo detrás de todos los pasteles tiene las fotos de las series, los carteles de las películas… Mis padres están encantados.

-¿En qué año te vas a la RESAD de Madrid? ¿Por qué decides irte?

-Me fui a la RESAD porque quería una formación potente. La escuela de Olivenza, cuando yo estuve, fue el año que se inauguró. Por lo tanto las carencias que había eran ilimitadas.

 -¿Qué fallaba en la escuela de Olivenza?

-Estamos hablando de 1998-99, hace ya 13 o 14 años. Había una demanda de ciertas compañías de teatro profesional y de gente de aquí que se iba a estudiar fuera. Entonces una especie de colectivo de profesionales, decidió hablar con la Junta de Extremadura, porque todas las Comunidades Autonómicas de España tenían escuela y la nuestra no. Extremadura ha sido la última comunidad autónoma en crear una Escuela de Arte Dramático oficial, que tenga una convalidación universitaria. La Escuela de  teatro de Olivenza era una precariedad. Cuando uno trata de hacer una Escuela de Arte Dramático, un centro de estudios universitarios, debe de informarse, hablar con profesionales y asesorarse. Claro, si la idea que tú tienes del teatro es que son los faranduleros, los hippies, los rojillos… Dijeron: mira vamos a callarle la boca a esta gente poniéndoles una escuela allí en aquel ex cuartel de la guardia civil, en Olivenza, que a quién se le ocurriría poner una Escuela de Arte Dramático en Olivenza, que alguien me lo explique, por favor. Es como si pones la Escuela de Arte Dramático, con todos mis respetos, en Sierra de Fuentes. No tiene ningún sentido. O en Cáceres, Badajoz o Mérida, pero en Olivenza… Imagínate unas antiguas caballerizas, aulas que no estaban acondicionadas, pianos desafinados, materiales paupérrimos… Los que estábamos allí, intentábamos estar decentemente y los profesores apostar por eso. Al final se han dado cuenta de que hay muchísima gente que quería y quiere estudiar Arte Dramático y que se estaban yendo fuera. La escuela es una manera de fomentar y de crear un ámbito teatral cultural en la región.

-¿No había posibilidades en Extremadura?

-Había y hay posibilidades. Cuando me fui a Madrid, había circuitos profesionales muy pequeños y la formación era muy precaria. Para alguien que se quiere dedicar a esto, el techo que le ofrece Extremadura es demasiado bajo, sobre todo porque a nivel de industria y a nivel de profesión, todo lo que se mueve está en Madrid, ni siquiera en Barcelona, que ahora tenemos esta problemática del idioma. Si no sabes catalán, no puedes hacer absolutamente nada allí. Pero esto es una cuestión no solo de Extremadura, es una cuestión estatal. Fernán Gómez decía que la cultura es la vergüenza o el orgullo de un país, y aquí por lo visto parece que deciden que sea la vergüenza. Capacidad teatral hay, el teatro tampoco cuesta mucho fomentarlo.

-¿Cómo vives el cambio de ambiente al llegar a Madrid?

-Brutal. Cuando llegué a Madrid, me lo bebía. Yo había ido antes algunas veces con mis padres. Teníamos unas primas de mi madre que vivían allí y siempre era fascinante ir por la oferta cultural que te ofrecía Madrid. Cuando estás allí como estudiante de Arte Dramático y tienes un carnet de estudiante con el que te permiten entrar en todos los teatros, las bibliotecas, los museos y los espectáculos gratis, imagínate. Estar allí, en medio de todo ese mogollón,  era una maravilla.

-¿Cómo comienzas a moverte por el mundo del arte dramático? Tus primeros casting, actuaciones…

-Cuando llegué a Madrid me encontré con algunos compañeros que habían empezado a estudiar Arte Dramático y que habían hecho castings, les había salido algún capítulo en alguna serie y habían dejado los estudios. Luego decidieron continuar sin estudiar. Al final,  la profesión les da un poco de lado. Esta profesión siempre te exige conocimiento, como cualquier otra. Yo decidí estudiar. Me licencié en junio de 2005 y en agosto de ese mismo año, hice audiciones para el Centro Dramático Nacional, para la Compañía Nacional de Teatro, con una representante. Me cogieron y estuve tres años ahí, empecé a hacer casting, a conocer directores… a raíz de eso empieza a salir trabajo.

-¿Cine, teatro o televisión?

-Me gusta el teatro, el cine y la televisión que son buenos. Soy actor, trabajo en cine, en teatro, en televisión, en la calle… donde me digan, porque es mi trabajo. Luego, yo decido si lo que me ofrecen merece la pena hacerlo o no para mí. Pero sí es cierto que es distinto. El lenguaje audiovisual es diferente al lenguaje teatral. Además que el lenguaje teatral tiene detrás un valor añadido: es un reciclaje. Yo llevo ahora tres años y medio sin hacer teatro, sin subirme en un escenario. Ahora empiezo los ensayos en el teatro Español de Madrid con una obra que estrenaremos en enero. Me apetece mucho, después de tres años sin hacer teatro, es una especie de reciclaje: el proceso de ensayo, los trabajos de voz, los trabajos con el cuerpo… uno parece que se engrasa otra vez de nuevo y se pone más a punto.

-¿Crees que en Cáceres un actor puede formarse y hacerse un hueco en el mundo de la interpretación?

-Algún político pensaría que esto es una utopía, pero a mí me gustaría que Cáceres tuviera una compañía estable que se nutriera de los actores que forma la Escuela de Arte Dramático, como tenía antiguamente y que haga sus propios espectáculos, que salga por toda la geografía española. Pero tal y como está ahora el teatro y la subida que hemos tenido del IVA en eventos culturales, pues es súper complicado y difícil.

-¡Hoy en día es más provechoso ser guapo y atractivo o tener talento y estar bien formado?

-Morgan Freeman, que es un actor que me encanta, decía que la formación es fundamental y el que piense lo contrario es un ignorante. La formación te da las herramientas que necesitas tener para saber trabajar en los conflictos que te plantea una función de teatro, un texto dramático o una serie de televisión. Ser guapo está muy bien, pero dura poco. Tú puedes ser muy guapo con 19 años pero es que a los 21 o a los 22 tuyos, ya hay otro más guapo que tú con 19. De hecho, fíjate cuántos de “Al salir de clase” o de “Compañeros” quedan. Prácticamente ninguno. Uno o dos. Con 19 años  no te pueden exigir que estés formado, porque no has tenido tiempo de formarte y cuando te dan un papel con esa edad, es para que hagas de ti mismo en una serie de jóvenes. Y eso lo confunden, se piensan que de ahí, como ya salen a los bares, les hacen fotos y tienen la fama efímera de la televisión, piensan que son súper estrellas. Al final, se caen del guindo. Cuando les hacen un casting con 26 o 27 años, no tienen ninguna herramienta con la que trabajar. Hay una cosa fundamental: la gente que hemos estudiado, entendemos la filosofía de la profesión. Dicen que ahora la profesión está en crisis… esta profesión siempre ha estado en crisis. La televisión es la que está en crisis y eso repercute en nosotros, que trabajamos en series de ficción nacional, que estaban acaparando un gran margen de la profesión. El otro día escuché en televisión a un campesino de El Ejido. Le preguntaban que cómo estaba llevando la crisis. El hombre tenía 76 años. Decía: Yo a mi padre lo conocí en crisis. Esto de la crisis le suena a marcianada porque él y su familia llevan toda la vida en esta situación. ¿Crisis para quién?

-¿Crees que afectarán la crisis, los recortes y la subida del IVA aún más al cine?

-Absolutamente, de hecho ya está afectando. Ha salido el último informe de las recaudaciones en cultura y ha bajado un 21% con respecto al año pasado. Yo vengo de estar rodando ahora en Francia y allí la cultura es una cuestión de estado, no de partidos políticos. La cultura y la educación van unidas. Aquí tenemos un ministro de Cultura, Educación y Deportes, Wert,  que piensa que la cultura es entretenimiento, son declaraciones suyas. Si juntamos la cultura al entretenimiento y al ocio pues estamos acabando con ella. Fíjate, en Francia tienen una cosa curiosa. España, frente a esta crisis, es el único país que ha determinado subir el IVA del 8% al 21%. En Francia lo bajaron del 6% al 4%. Este último mes de septiembre, que se ha hecho el balance europeo de cultura, Francia ha crecido un 52%, ¿Por qué? Pues porque ellos tienen amor a la cultura. A toda la cultura: la de los libros, la del teatro, la del café, la de los restaurantes…Tienen la cultura de que la gente viva la calle. Entonces ¿qué pasa? Que te encuentras los cabaret, los teatros, los taxis y los restaurantes llenos. Eso es la cultura. Luego, dentro de la oferta cultural, cada uno decide lo que quiere. Pero haces cultura de la cultura, no esto. La ley del cine… pues imagínate. Ahora sube el 21%, se quitan las desgravaciones fiscales para los productores, muchas de las productoras pequeñas que había en España, cerca de 200, que estaban derivadas del blanqueo de dinero de la construcción, cierran. Ya no se produce mediometraje, tampoco cortometrajes porque no tienen ninguna salida en el país, el cine sube mucho, se bajan las subvenciones, el mecenazgo todavía no ha salido. El año pasado se rodaron 86 películas, en el 2006 se rodaron 134 y este año, en lo que va de año, no se ha llegado a 30 todavía.

-¿En eso también están influyendo las descargas ilegales?

-Eso es otra cosa. Yo le preguntaría a la gente que se descarga películas o  música que por qué no se van al supermercado en Navidades a comprar los centollos y le dicen al pescadero: “¡No te voy a pagar, esto me lo descargo gratis a mi bolsa!”. Y cuando salgan de copas a La Madrila, que le digan al camarero que no le van a pagar. Yo puedo entender que tú veas en tu tele o te bajes en el ordenador pagando una película, por ejemplo, de Almodóvar o de Fernando León de Aranoa, pero verte Avatar, Prometeus, o una película con esa calidad visual en una pantalla en widescreem pixelada, es una falta de gusto absoluto por el cine. Es así. Quiero recalcar una cosa: la gente tiene que entender que las descargas ilegales son un delito, es robar. Están robando a unos creativos que no cobran su dinero.

-¿Se te ha pasado por la cabeza alguna vez tirar la toalla y dedicarte a una profesión con más futuro, como suele decir la gente?

-Jamás. Amo mi profesión. Tirar la toalla y dedicarme a qué, ¿a futbolista? Porque parece que es lo único que funciona. No, jamás, mi profesión es lo único que me motiva.

- ¿Has tenido que refinar tu acento extremeño?

-Depende. Por ejemplo, para La voz dormida, que era un acento cordobés, pues me vino muy bien comerme los finales, no decir las eses. Pero sí, en teatro normalmente sueles castellanizar, hacerlo más neutro. Hoy día que el mundo está globalizado, tampoco importa mucho el acento que tengas.

-La Princesa de Éboli, Punta Escarlata, Toledo… ¿Qué serie de TV crees que ha fortalecido más tu carrera como actor?

Hombre, Punta Escarlata para mí fue un antes y un después, se juntaron muchos factores. Nunca en televisión se trabaja con ese formato. A nosotros nos dieron los nueve capítulos tres meses antes. Estuvimos ensayando. Yo como actor sé que mi personaje empieza aquí y acaba allí, por tanto, el arco dramático, el personaje, lo puedo construir bien, haciendo un trabajo de precisión, de análisis… Es distinto a trabajar en una serie en la que tres días antes de empezar el capítulo te lo dan, porque se va rodando a la vez que se va escribiendo, dependiendo de las audiencias. No tiene una línea argumental definida y es mucho más complicado para uno construir un personaje. Pero Punta Escarlata para mí fue una gran experiencia. Lo que hicimos en Colombia también, el Corazón del Océano. Sí, cine para televisión, que es distinto que hacer televisión en plató.

- ¿En la novela La Voz Dormida y en su adaptación al cine se notaba que estaba escrita por una extremeña, había algo que solo tú, como actor extremeño, notaras y que pasara desapercibido para quienes no lo eran, alguna emoción, algún detalle?

-Yo conocí a Dulce un año antes de que se muriera. Me regaló el libro y me dijo: “¡Tú serías un buen Felipe!”. Al año y medio me llamó Benito Zambrano para hacer de Felipe. Es más, tengo una dedicatoria en el libro de Dulce Chacón porque fui a un seminario que dio en la RESAD de Dramaturgia. Para mí, como extremeño, pues imagínate, un orgullo interpretar un libro que yo creo que forma parte de la literatura extremeña.

-¿Cómo es trabajar con Benito Zambrano?

-Muy difícil. Es un director que no te permite que le mientas. En esta profesión, cuando te enfrentas a un texto como el de Benito, que es un drama social y además basado en un hecho real, con personajes que existieron de verdad, pues la responsabilidad es muchísimo mayor. Además, estás contando una parte de la historia de tu país que tú desconoces, porque yo soy un hijo de la Democracia. También fue muy bonito, porque fue un aprendizaje para mí, no solo como actor, sino como persona. Benito además tiene esa cosa en todas sus películas de ser muy cirujano en el tema de las emociones. Es muy complicado porque son unos procesos muy dolorosos psicológicamente, te afectan mucho. Nosotros leímos cartas de presos que iban a ser fusilados el día siguiente. Testimonios reales. Incluso en el móvil tengo el testimonio de una señora que vio cómo a su hijo una monja lo estampaba contra la pared tras parirlo, porque no quería bautizarlo. Cuando uno está un poco sensible a lo que pasa en el mundo, pues eso te empieza a afectar y cuando además eso tienes que reproducirlo, pues es como que uno se lleva a casa el trabajo.

-Las relaciones personales y la fama. ¿Es difícil tener vida privada?

No es difícil. Hay un circo que siempre te va a abrir la puerta y tú decides si entras o no. Mira, yo recibo todas las semanas diez invitaciones para espectáculos, fiestas…Yo tengo muchos compañeros actores que odian y detestan las revistas del corazón. No les gusta el Cuore, ni ninguna revista de ese estilo. Pero, sin embargo, sí que van a esos eventos a hacer photocall cuando esas fotos van precisamente para esas revistas que no les gustan. Puedes tener vida privada siempre y cuando huyas de ese mundo mediático porque al final les dejas de interesar, molestándote nada más cuando es tu trabajo, cuando es una promoción para ti, o un íntimo amigo tuyo que presenta una película y vas a esa promoción. Si quieres sí puedes separarlo. Yo supongo que a otros niveles de gente muchísimo más famosa, es más incómodo.

- ¿Cuándo vas por Cáceres, la gente te reconoce y te para?

-Sí. Además, la gente de Cáceres es súper cariñosa conmigo. Esa gente a la que conocía de toda la vida, que hace tiempo que no me veía, como profesores del colegio de cuando yo tenía 6,7 u 8 años, me han parado por aquí y me han dicho: “Joder, ¿quién te lo iba a decir a ti? Con lo mal estudiante que eras”.

-¿Eras mal estudiante?

-Era mal estudiante de las cosas que no me gustaban. Nunca entendí muchas cosas de las que nos enseñaban. Yo era de sacar muy buenas notas en Literatura y en Ciencias Naturales y suspender Religión, Matemáticas y Física y Química, porque nunca entendí de qué me valía a mí saber cómo se llama el Hidrocloruro de Fosfato.

-¿Cómo se ve desde fuera Extremadura, qué piensan de nosotros?

-Yo traigo ahora a unos amigos catalanes. Le decía a uno: No es posible que tú, con 39 años, no hayas visto nunca una vaca delante de ti.  Eso no es que Extremadura sea maravillosa, es que tú eres un ignorante de la vida. A mí me encanta que la gente se sorprenda con Extremadura. Camilo José Cela decía que era la gran desconocida y a mí me encanta entrar siempre en Extremadura y ver Trujillo, no ver edificios…. O sea, me encanta Extremadura. La gente tiene una referencia súper bonita como un paraíso muy cercano. Vienen aquí o van a la Vera o a las Hurdes y no se creen lo que ven. La gente  piensa que Extremadura es un llano con encinas, guarros y pueblerinos por allí pasando. A toda la gente que ha venido conmigo le encanta. Si desconocen Extremadura, pueden llegar a hablar como el director este alemán que decía que en Venezuela no había ni semáforos, se iba en burro… esto fue el año pasado.

- ¿Hubiera sido igual recibir el premio Reyes Abades en otro lugar que recibirlo en el Gran Teatro, delante de tu familia, de tus amigos, de tu ciudad?

-No, no hubiera sido lo mismo. Primero porque Reyes Abades es extremeño y recibirlo en el Gran Teatro fue increíble porque es el primer teatro en el que yo me subí al escenario como profesional. El primer sueldo que yo cobré, lo cobré en el Gran Teatro con “La playa Vacía”. Recibir el premio en Cáceres fue un premio doble porque estaba mi familia, porque es el teatro donde nací, donde están mis amigos y porque es la ciudad que a mí me vio nacer y crecer. Fue súper emotivo.

-No hace mucho organizaste un curso en la ESAD de Extremadura con el fin de escoger actores para hacer una película que se iba a rodar en Cáceres.

-Ya estamos con el proceso de preproducción pero el pistoletazo de salida se dará en marzo, porque ha costado muchísimo levantar el presupuesto de la película. Llevamos tres años y medio intentando levantar el proyecto. Vamos a rodar poco en Cáceres, grabaremos más en Colombia, vamos a hacer una coproducción. Estoy muy ilusionado. Con muchas ganas de ponerme al otro lado de la cámara.

-¿Cómo has visto a los estudiantes de la ESAD tras trabajar con ellos durante ese curso de una semana?

-No estoy muy ligado a la ESAD de Extremadura. Cuando estuve aquí haciendo el curso, vi que había gente que estaba muy bien formada, con una formación muy completa y eso se nota a la hora de que un actor se enfrente a un trabajo interpretativo. Pero yo estoy convencido que saldrán igual de buenos aquí que en Madrid, Barcelona o cualquier otra ciudad.

-¿Se puede vivir de la interpretación?

-Absolutamente. Si tienes suerte, sí. Como en todo. Si eres mujer lo tienes peor, porque el 80% de los papeles son masculinos. Hay muy pocos papeles femeninos hoy en día en televisión, en teatro, en cine… siempre ha sido así. Y además con un hándicap, que hay el doble de actrices que de actores. Hay un 20% solo de papeles femeninos y el doble de actrices que de actores en el país. Entonces es complicado, sí, es complicado vivir de esto, pero se puede.

-¿Próximos proyectos?

-Empiezo el día 15 los ensayos en el Teatro Español de Madrid, con una obra que dirige Sonia Sebastián. Estrenaremos el 14 de enero y durará hasta el 26 de marzo. Tengo pendiente de estreno “El corazón del océano”, que es una serie que hicimos hace dos años en Colombia y que se estrenará el año que viene en Antena 3. También he rodado con Ridley Scott, junto con Bardem en Londres y aquí en España, “The Counselor”, que se estrenará yo creo que para septiembre del año que viene. Y también he rodado, ahora en octubre, con un director francés y la película también se estrenará para el año que viene. De momento bien.

-¿Volverás algún día a vivir a Extremadura?

No lo sé, porque yo soy una persona que demanda mucho moverse, viajar… y Cáceres para mí es una ciudad excesivamente tranquila. Me gusta mucho descansar, venir a ver a la familia, a estar tranquilo.  Sí que me gustaría comprarme una casa por aquí, por la Parte Antigua, para no tener que molestar a mis padres cada vez que vengo.

-¿Has notado algún cambio en Cáceres desde tu infancia hasta ahora?

Si, ha cambiado mucho. Donde mis padres viven ahora, antes había un descampado por donde yo corría. Pues lo típico, las ciudades van creciendo, los barrios van cambiando, pero las zonas por las que uno se mueve, las zonas en las que uno crece, las que a uno le gustan, siguen siendo las mismas.

jueves, 8 de noviembre de 2012

NUEVA REVISTA LITERARIA

La Asociación Cultural Letras Cascabeleras, se complace en invitarle a la presentación del número uno de la Revista Literaria "La Conserva". El acto será el sábado día 17 de noviembre, a las 19:00 en Parrápolis (Calle Parras, 35 - Cáceres).
 Desde aquí quiero dar las gracias a la asociación letras cascabeleras por contar conmigo y mi humilde poesía para el primer número de esta revista.
 
Francisco Bermejo.