Entrevista a Carmen Heras
-Antecedentes políticos
en su familia.
Ninguno. Mi padre era un hombre político, leía y hablaba
sobre política pero nunca se metió en ese terreno.
-¿En qué año se afilia
al PSOE?
Me afilié en 1986.
-¿Qué le lleva a ello?
La influencia de un
grupo de amigos, entre otros mi marido, que me decían que yo tenía que entrar
en política, que había que trabajar por proyectos colectivos dentro de la
ciudad. Me cogió en un momento en que yo ya estaba más o menos situada, porque
ya tenía a mi hijo, había sacado las oposiciones… tenía mi vida personal
resuelta.
-El PSOE abarca un gran
abanico de ideales. Laicos, creyentes, taurinos, anti taurinos,… ¿Qué ideales
fomenta usted?
Yo creo que hay que mantener el respeto de unos hacia otros.
En la pluralidad está la virtud. Yo no soy de un pensamiento único, soy en ese
sentido muy heterodoxa.
-Su época de estudiante
en la universidad.
Me cogió todo mayo del año 1968, que fue cuando llegué a la
universidad de Valladolid. Viví toda la ebullición que tuvo el movimiento
universitario a pesar de que todavía vivía Franco y que estaban las libertades
muy restringidas. Los años de después de su muerte también fueron muy intensos
desde el punto de vista de los movimientos jóvenes. Y posteriormente, estando
ya en la escuela de magisterio en Virgen de la Montaña, tuvimos unos años muy
políticos, con muchísimo estudiante comprometido, unos buenos grupos de gente
trabajando por la democracia y por la libertad. Estaban muy relacionados con
células que había en otros lugares de España. Era un momento convulso porque no
sé sabía después de la muerte de Franco cómo acabaría todo. Él murió diciendo
que lo dejaba todo “bien atado” y en la juventud había mucha intranquilidad y
deseo de que lo que se hiciese, se hiciese bien.
-¿Cómo era la
universidad de entonces?
Mi etapa en la universidad la recuerdo como una época de
falta de libertades. Íbamos a las escuelas a enseñar a leer y escribir, porque
las mujeres teníamos que hacer el Servicio Social; también acudíamos a pueblos
y barrios deprimentes, porque había muchísimo analfabetismo. En los cines veías
películas comprometidas que hacían en Cuba o Brasil, en las que tenías que
interpretar tú el mensaje porque no se podía hablar con claridad de ciertas
cosas. Para conseguir libros que en toda Europa eran normales, había que
traerlos de extranjis en las maletas de amigos que salían a trabajar fuera a
ganarse unas perritas para tener dinero para el curso. Empezaba el Partido Socialista
otra vez a renacer. El Madrid hubo un movimiento muy fuerte de los
universitarios. Los grises entraron a caballo, se produjeron situaciones muy
desagradables. Hubo gente que hirieron, alguno murió. Además de estudiar tu
carrera, tenías que estar al tanto de lo que se estaba haciendo en arte,
literatura… en cultura general, para que la gente te considerase. Yo eso lo
extraño mucho ahora. En aquel momento, el ser culto vendía.
-¿Cree que los
estudiantes de ahora tienen conciencia social?
Yo viví una época donde la universidad era muy elitista. Todo
esto que avisa ahora el ministro Wert ya lo he vivido. Yo estudié en un colegio
de monjas, la escuela pública estaba totalmente estropeada. No se invertía en
educación. Cuando terminé el bachillerato hice el PREU en el instituto porque
en el colegio no se podía hacer. Luego pasé a Salamanca. No había universidad
en todos los sitios. De Salamanca me fui a Valladolid a estudiar la carrera que
me gustaba. Mis compañeros eran personas con becas o hijos de familias con
dinero que podían permitirse el lujo de estudiar. Había mucho hijo de militar,
compañeros del Opus Dei y gente de familia modesta apenas. En mi carrera éramos
dos mujeres, todo lo demás eran hombres, porque las carreras científicas han
sido normalmente objeto de hombres. La gente estaba muy concienciada, era muy
política. Yo voy y vengo con chavales jóvenes en el autobús y no les oigo
hablar nunca de política. Les escucho como mucho: “Bueno, veremos a ver la
segunda matrícula cuanto me va a costar, no sé qué dirá mi padre”. Entiendo que
no les ha hecho falta.
-¿En qué año llega usted a Cáceres?
En 1973.
-¿Por qué viene a
Cáceres?
Yo vengo a Cáceres porque mi marido, al que conocí en la
universidad, era de aquí. Las personas de Cáceres que estudiaban en la
universidad iban a Salamanca o a Madrid. Los de Badajoz, en cambio, a Sevilla.
Yo conozco a mi marido en Salamanca, estudiábamos los dos en la Facultad de
Anaya. No estábamos en el mismo curso, él hacía otro selectivo distinto porque
quería ser ingeniero de caminos. Le conozco en los intercambios que hacían los
colegios. Yo estaba en un Colegio Mayor en la Gran Vía de Salamanca, él estaba
en los Bartolos que es un colegio de Salamanca muy clásico, de la Edad Media.
Empezamos una amistad. Él me hablaba mucho de Cáceres, recuerdo que me regaló
un montón de postales de la Parte Antigua. Después él se va a Madrid, yo me voy
a Valladolid. Luego él vuelve… nos casamos. Cuando termino la carrera, pido
trabajo en diferentes sitios. Uno de ellos fue Cáceres y me llamó el
catedrático de Matemáticas. Yo había hecho físicas para irme a una fábrica o a
ser la mujer del tiempo que era lo que a mí me gustaba. Me vine con gran
disgusto de mi padre, porque en aquella época para ir de Zamora a Cáceres se
tardaba 6 horas. Venía en un coche de línea que iba parando en todos los
pueblos, tardabas toda la tarde. Mi padre veía 300 km de distancia. Extremadura
era algo lejano y totalmente extraño.
-¿Esta ciudad era
entonces tan conservadora como ahora?
Exactamente igual. No ha evolucionado nada, prácticamente muy
poco. Ahí tiene mucha culpa la universidad. Debió meterse mucho más a fondo e
intervenir mucho más, pero para eso también hace falta tener tiempo y querer.
El profesorado universitario se dedica a lo suyo y luego no interviene en la
vida de la ciudad, lo cual es un error. Fíjate, cuando Salamanca jugó a ser
Capital Europea de la Cultura, que lo fue, era el rector de la universidad el
que estaba metido en todo el ajo, era uno de los que promocionaban y hacían las
cosas. Eso aquí es impensable, la gente es políticamente correcta y es
complicado.
-Desde 1995 que entró
como concejala por el PSOE en el ayuntamiento de Cáceres, hasta 2003 que es
elegida Portavoz del PSOE, ¿Cuál es su labor dentro del partido? ¿Cómo logra una
persona encabezar la lista?
Yo entro en el año 1986 en el partido. En el año 1995 me
proponen para ir al Ayuntamiento de número 2. Entonces era directora de este
centro (Facultad de formación del profesorado). Vivíamos un momento malo porque
ya se veía que el PSOE podía perder las elecciones. Me ofrecen ir de número dos
porque el número uno lo tiene una persona que ha estado siempre en el congreso.
Entiende el partido que es poco conocido en Cáceres y que era bueno que fuese
alguien con él más conocido. Yo había ganado cierta popularidad. Se estaban
imponiendo las nuevas carreras en las escuelas de magisterio de Cáceres y
Badajoz. Como Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que entonces era el presidente de
la Junta, era profesor en la escuela de Badajoz, siempre utilizaban su nombre
para cualquier cosa. Iban a ver al rector y le decían que Juan Carlos Rodríguez
Ibarra había dicho que sí a cualquier cosa, con lo cual esta escuela estaba en
inferioridad, o así lo veíamos nosotros, con respecto a la escuela de Badajoz.
Yo tuve que pelear fuerte para que no quedase descolgada. Había que repartir un
número de carreras. Se dijo que no había que repetir. Luego las hemos tenido
duplicadas. Yo salí en la prensa diciéndole a Juan Carlos que no podía
solamente mirar para Badajoz. Eso gustó mucho en Cáceres, aunque yo no lo hice
por eso. Él no tenía la culpa, le contaban las cosas de una forma determinada y
lógicamente, las creía. Aquello fue tremendo dentro del Partido, se escandalizó
todo el mundo. Cogí esta escuela con 700 alumnos y mi intención era aumentar el
número, que no se cerrase. Trabajamos mucho. Necesitaban una persona que fuese
universitaria, que no viviese de la política, mujer, que defendiese Cáceres
incluso de Juan Carlos Rodríguez Ibarra… que diese el perfil. Me insistieron
muchísimo. Yo primero dije que no porque la verdad que nadie se había dirigido
a mí en los años que llevaba en el partido. Yo ya tenía mi estatus profesional
y mi oposición. Volví a decir que no y me insistieron tanto que acabé diciendo
que sí, pero más que nada porque ya sabíamos que íbamos a perder. Hicimos una
campaña municipal muy difícil, la gente no nos abría la puerta de las casas. En
Cáceres la gente es muy fría cuando quiere, al igual que muy cariñosa cuando le
apetece. Perdimos por muchísimo. Quedamos muy mal. Entramos en el ayuntamiento
en el mes de junio con una mayoría aplastante del PP y en el mes de enero había
elecciones generales. Dijeron que fuera de número 2 al Congreso de los
Diputados. Estuve de concejala desde el mes de junio de 1995 hasta que empezó
la campaña electoral en el mes de enero, y en marzo fueron las elecciones
generales y estuve 4 años en el congreso de los diputados, del año 1996 al año
2000. Estuvimos en la oposición a Aznar y fueron 4 años interesantísimos.
-¿Estaba el PSOE tan
dividido entonces como ahora?
Las elecciones han sido muy
calamitosas para nosotros, una gran desilusión. Fundamentalmente en los
municipios, porque algunos con mayorías absolutas se han perdido. Yo creo que
los votantes han pensado que tenían que quitar cualquier cosa relacionada con
el PSOE y poner al PP a ver si arreglaba las cosas. Hemos perdido la junta y
eso ha sido todavía más doloroso porque nos hemos quedado a dos diputados. Y
las diputaciones también. Como ha sido perder en todo, la gente se ha quedado
descolocada. Hemos entramos en un periodo de congresos, muchos buscando una
renovación del partido, que vengan tiempos nuevos y dar salida a gente más
joven que pueda tomar el testigo, y otros sin embargo, han pensado que hay que
agarrarse con unas y dientes a lo que haya porque la situación es grave. Eso ha
dado lugar a todo este tipo de colectivos, de grupos que bajo una apariencia de
hacer unos cambios, tenía también otro tipo de objetivos que era que la gente
no quedase descolgada, que siguiera teniendo puestos orgánicos para cuando las
cosas cambien,… En unos casos es natural, en otros ha sido exageradamente
fuerte; en unos se ha elegido bien, en otros mal… lo cierto es que el partido
está pasando una mala etapa.
-En la oposición a
Saponi, ¿Consideró buenos los resultados pese a perder las elecciones en 2003
al ganar con concejales?
Sí, porque cuando yo me presento como candidata al
ayuntamiento, Saponi era una especie de tótem, todo el mundo me decía, incluso
la gente del partido: “No vas a sacar nada, porque él es un hombre muy querido,
tiene muchos concejales, no va a perder” De tal manera que cuando conseguimos
arrancarle dos concejales, lo dejamos con 13 y después se le fue uno y se quedó
sin mayoría. Eso fue un triunfo fuertísimo, aumentamos mucho los votos,
trabajamos muchísimo porque no estaba nadie liberado y tenías que salir de tu
trabajo e ir a hacer política por los barrios, que te conocieran, que los
conocieras… muy pendientes de las necesidades. Fue tan dura la campaña que
cuando terminó me salió un herpes en la frente. Aunque perdimos, fue un éxito.
Y ya ese año dentro del ayuntamiento, raspamos, raspamos, raspamos… Era otra
cosa.
-Año 2007. Alcaldesa de
Cáceres con el apoyo de IU y Foro Ciudadano. ¿Cómo fue gobernar con Santiago
Pavón?
En política importa más la imagen que la verdad.
Lamentablemente en este caso, aparentemente, Pavón me dio más guerra de la que
me dio. Como era tan estruendoso, todo lo decía en la prensa y soltaba cuatro
cargamentos, parecía que había una guerra civil dentro y no era para tanto. Era
muy histriónico, hacía teatro. Lo hizo muy bien, porque de hecho ya ves que
duplicaron el número de votos y les ha salido fenomenal después de tanta tontería
como hizo en los 4 años.
-¿Fue complicado sacar
sus proyectos adelante?
Fue muy complicado. Primero, porque eran dos socios muy
alejados uno del otro. Uno era de tendencia totalmente liberal y el otro
marxista leninista: todo hay que municipalizarlo, todo tiene que hacerlo el
estado, cualquier cosa es una veleidad,… Entonces discutían entre ellos, no
conmigo. Los dos querían que yo les diera la razón y yo sabía que en cuanto se
la diera a uno de ellos, aquello se rompía. El equilibrio estaba en mí. Como
cuando tienes dos hijos, no puedes decir que uno es bueno y otro es malo si se
pegan, tienes que intentar mediar. Felipe Vela es un hombre muy inteligente,
pero se cansa de las cosas: “Quiero que hagamos una reforma en la Plaza Mayor”.
Vale, hacemos la reforma, conseguimos el dinero y cuando va a empezar el
proyecto “yo ya me canso y me marcho”. Te embarcaba en las cosas y luego
escapaba del barco. Es verdad que se portó muy bien conmigo, jamás fue desleal,
lo que pactamos lo cumplió. No tengo ninguna queja de Felipe Vela. Pero el otro
era todo lo contrario: ahora acordamos una cosa, nos vamos a casa, pasa la
noche y mañana viene y dice otra. Era continuamente así. Era no saber con lo
que me iba a encontrar al día siguiente. Y además, con la desventaja de que
como yo era la alcaldesa, no podía ponerme a su altura. Cuando en un pleno
decía cuatro burradas, pues a mí me hubiera apetecido contestarle con otras,
pero yo no podía porque era la alcaldesa. Con lo cual, parecía que él quedaba
siempre por encima. No fui capaz de vender hacia fuera que era una persona
totalmente improvisadora. El tenía cultura política y sabía que como nada más
era una persona quedaba tapada por todos los demás, entonces tenía que hacer
alguna cosa rara para que hablaran de él y lo conseguía. Hoy rompía documentos,
mañana salía diciendo que iba a hacer una denuncia ante el fiscal, pasado
decía… continuamente cosas llamativas. La lastima fue que invertimos 50
millones de euros en la ciudad y sin embargo, en la imagen de la ciudad ha quedado
que Pavón no me dejó hacer nada, cuando realmente es verdad que me incordió
muchísimo y es verdad que no sabía nunca como actuar con él, porque si le
invitaba a las reuniones, después contaba fuera lo de dentro y si no le
invitaba a las reuniones, también se enfadaba porque no le invitaba, con lo
cual era un lío y era el primer teniente alcalde. Le mandaba en representación
mía y me dejaba en ridículo. Una vez lo envié a la inauguración de una entidad
bancaria porque yo no podía ir. Llega allí y cuando entra el obispo con el
hisopo dice en voz alta: “¿Que viene ahora el obispo a bendecir esto? Hasta
aquí podíamos llegar. Me voy”. Y no repito todo lo que dijo después. Con lo
cual, el representante de la alcaldesa, ¿cómo que se marcha? Cosas de este tipo
son graves ante el punto de vista del protocolo y de lo que es esta sociedad
que es políticamente correcta y muy suave en las formas. Este tipo de
planteamientos me hizo un daño muy grande. Cuando decidí cesarlo, el daño ya
estaba hecho.
-¿Qué le parece Margarita
González-Jubete?
Margarita es una mujer inteligente. Ve las cosas, no tiene
nada de fundamentalista. Yo creo que ella podría ser una buena secretaria de
IU. Eso dependerá de ellos, son cosas internas. Nosotros en el ayuntamiento nos
llevamos muy bien con ella, de hecho pactamos prácticamente todo. Estamos de
acuerdo en muchas cosas.
-¿Fue una sorpresa la
abstención de IU a nivel regional?
Si lo fue. Nunca pensamos que Izquierda Unida fuera a dejar
gobernar al PP. Creímos que a lo mejor no entraban en el gobierno, que
simplemente votaban a Guillermo Fernández Vara y exigían un programa
determinado para presionar desde fuera, pero que se abstuvieran y dejaran
gobernar a Monago fue una sorpresa. Yo creo que hoy aun no nos hemos recuperado
de eso. Ha sido una gran frustración.
-Cáceres 2016. ¿Qué
falló? ¿Fue un golpe anímico no estar entre las 6 ciudades que optaban a
capital cultural europea?
Ahora que ya ha pasado el tiempo, tengo que decir que Cáceres
era una favorita, todo el mundo lo daba por hecho. Cuando dan los nombres y no
aparece Cáceres, la mayoría de la gente estaba asombrada de que no nos hubieran
nombrado. Fue una fatalidad en el sentido de que igual les hubiera dado decir 6
finalistas que meter 7, una más. El propio método de selección está equivocado:
tú tienes que defender el proyecto delante de un tribunal, de una comisión, de
gente que no es toda de España. Entonces viene un señor inglés y escucha a 20
ciudades que le están vendiendo lo buenas que son, pero ese señor no conoce la
ciudad. Con lo cual, que te examine gente de fuera que no conoce antes las
ciudades… Vas totalmente perdido, porque tampoco tienen conocimientos como para
ser objetivos.
-¿Qué tiene San
Sebastián que no tenga Cáceres?
Yo creo que entró la política. San Sebastián salió elegida,
no porque tenga mérito, que los tiene, es una ciudad maravillosa,
extraordinariamente bella, importante y culta. Está muy bien elegida. Pero sí
que es verdad que el decreto por el cual nos presentábamos para intentar
conseguir la capitalidad cultural, decía que era una forma de ayudar a las
ciudades a que pudieran promocionarse, ampliar, poder tirar para adelante, y a
San Sebastián no le hace falta, porque es ya una gran ciudad sin ser capital
europea de la cultura.
-Hablemos del Edificio
Embarcadero. La actual alcaldesa, Elena Nevado, lo ha calificado como un
“semillero de enchufados” y a las empresas allí instaladas como “okupas
autorizados por el anterior gobierno”. Incluso se habló de su cierre. ¿Qué
opina al respecto?
La actual alcaldesa de Cáceres responde a un cliché y habla
generalmente conforme a él. Algo se le va quitando ahora que ha pasado un año y
pico, se ha dado cuenta de que las cosas no son como ella creía que eran. Elena
Nevado llegó a la alcaldía sin conocimiento de lo que tenía que ver con el
municipio y este fue uno de los temas. Este proyecto se hace en la época de
Saponi. Entonces teníamos muchos fondos europeos. Es un proyecto faraónico, en
un barrio deprimido como era Aldea Moret, intentando rehabilitar un edificio
que se llama “Embarcadero” porque allí los trenes que llevaban el mineral se
colocaban y se cargaban. Allí se embarcaba el mineral. Es un proyecto muy
bonito pero muy costoso. Cuando nosotros llegamos a la alcaldía está terminado
el edificio prácticamente, falta la cubierta, porque se había mantenido el
techo que tenía anteriormente. Nosotros lo abrimos. Había que darle juego y
hacer que la gente entrase en Aldea Moret y se quedase, porque la gente se
piensa si va o no va a allí, tiene una especie de etiqueta de barrio marginal.
Luego no es más inseguro que otros barrios, pero tiene una etiqueta. Nosotros
lo que hicimos fue ser flexibles a la hora de aceptar personas para ocupar
despachos, en un intento de que aquello se llenara, que empezase a funcionar y la
gente viese que aquello era algo interesante. La alcaldesa es como es “Voy y
echo a todo el mundo” y luego les ha costado Dios y ayuda volver a llenar los
espacios. Los ha llenado con una manta de trapos: ha cogido de aquí el rojo, de
aquí el verde, de aquí el azul… no tiene nada que ver lo que hay en unas partes
con lo que hay en otras. El proyecto ha perdido lo que era la filosofía del
conjunto: un edificio inteligente que de alguna manera iba a servir a toda una
serie de empresas innovadoras para relanzar desde ahí una economía de la
ciudad. Todo eso se ha quitado. La gente, la mayoría de la que echó, se ha
buscado la vida por otro lado. Con lo cual ahora ha cogido cuatro de aquí que
le da la junta, cinco de allí que le da una empresa pública, etc. Eso está sin
orden. Habrá que esperar.
-El corte inglés. ¿Qué ha aportado el PP para conseguir que este proyecto vaya a hacerse realidad?
El Corte Inglés es un proyecto también de la época de Saponi, que se empeña en meterlo dentro del Plan General de Urbanismo. Para poder hacer El Corte Inglés, como se quiere construir en un edificio que es docente, hay que cambiar la calificación del suelo, tiene que dejar de ser docente. Para dejar de serlo, hay que hacer una modificación y para hacerla, como el plan anterior no lo permitía, ha habido que esperar al plan nuevo, que sí que lo permite en función del interés social. Eso lleva unos trámites para que no haya pelotazos a base de estas cosas. Hay tres socios: uno, las carmelitas, que son las dueñas, las que venden; otro socio es El Corte Inglés, que quiere instalar su almacén, pero quiere coste cero; y el tercero, son los socios promotores, que quieren hacer El Corte Inglés, pero al lado quieren construir viviendas de 90 millones de pesetas. Resulta que llega el momento de la crisis y para hacer las viviendas de 90 millones de pesetas hacen falta unos préstamos bancarios que no llegan porque la banca ya no los da. Al mismo tiempo, la junta de Extremadura que es la que aprueba el Plan de Urbanismo, lógicamente, tiene que estudiar todas las cuestiones que van en él, en una comisión regional que hay. Quiero decir, que todo esto lleva dos tiempos. Si Saponi hubiera sacado El Corte Inglés del plan de urbanismo y lo hubiera aprobado por separado en un proyecto independiente, que lo pudo hacer, lo hubiéramos sacado. Yo, en aquel momento, le ofrecí como portavoz de la oposición que, aunque le votaba que no al plan de urbanismo, le votaba que si a El Corte Inglés por el interés social que tenía para la ciudad. Pero él se empeñó en meterlo dentro del Plan de Urbanismo. En la junta lo echaron para atrás porque era un plan totalmente irreal, que decía que había que hacer trescientas mil viviendas y unos disparates grandísimos. La junta paró el plan y se paró el proyecto de El Corte Inglés.
-Plaza Mayor de
Cáceres. Se ha convertido en un punto de encuentro. Sin embargo, siendo
peatonal, el PP autoriza el paso de taxis. ¿Se ha encargado más el PP en el año
y pico que lleva en el gobierno de destruir lo construido por el PSOE que de poner
en práctica el eslogan de su campaña “lo primero el empleo”?
Creo que sí, el PP realmente no quiere cambiar la ciudad. Lo
que querían era gobernar y mandar.
Llevan un año y pico y realmente no han hecho nada nuevo. Han terminado los
proyectos que nosotros habíamos dejado empezados, han destruido otros como la
Plaza Mayor. Ahora mismo la gente demanda, por ejemplo, las fuentes de agua,
las tienen cerradas. Está sin recepcionar la plaza por el ayuntamiento, nadie
la mantiene. Yo en algunos momentos pienso que la van a acabar estropeando. Es
una plaza que a mí me costó sangre, sudor y lágrimas, porque los hosteleros se
revolvieron. Decían que perdían muchísimo dinero porque estuvo mucho tiempo
abierta. La empresa debió tapar el agujero que se hizo en la plaza, porque es
verdad que aquello parecía un campo de minas. Se tapó de mala forma, con lo cual,
se veía el socavón y todo el mundo estaba asustado. La obra de la plaza es de
muchísima envergadura porque lo que se ve es importante pero todo lo que arreglamos
de tuberías, de conexiones, colocar el wifi… todas esas cosas que están por
dentro por el subsuelo, lo fueron mucho más. Toda la parte interior de la Plaza
Mayor hacía prácticamente cien años que no se arreglaba, con lo cual arreglamos
el tema de instalación eléctrica, instalación de aguas… fue una obra
impresionantemente buena para la ciudad y de hecho se está demostrando. A mí me
costó votos la plaza mayor. De hecho, todavía después de las elecciones, ha
habido muchas porras sobre qué pasaría cuando lloviera con la plaza, debatían
los viejos del lugar, porque como estaba tan inclinada…. Siempre ha estado así,
ahora no la han inclinado más, ¡que tontería!, pero la gente parecía que no se
daba cuenta, como había una bandejina… visualmente un poco la anivelaba. Ha
habido muchos chistes con el tema de la plaza, pero afortunadamente ahora está
resultando para lo que la hicimos, que fuera un lugar de encuentro. Ahora bien,
al PP le molestó en su momento, hizo todo lo posible para que la gente se
enfadase con el tema de la plaza. No la están manteniendo, yo no sé cuándo
piensan recepcionarla. El Partido Popular tiene una gracia especial para en
tema mediático y para vender anécdotas pero no tiene un proyecto. Ni tiene un
proyecto de región Monago, ni lo tiene de ciudad Elena Nevado.
-Vuelve a subir el paro
en Extremadura ¿A dónde nos va a llevar la política de recortes del PP?
Nos lleva a una recesión total y absoluta, a una
desmoralización, a un empobrecimiento de lo que es las diferentes estructuras
de la sociedad. Nos lleva a quitar y borrar prácticamente la clase media. Como
esto siga así va a haber clase alta y clase baja. Y Desde luego, nos lleva a un
claro vencedor, que es la banca. Ella va a tener unos dineros, y va a haber
unos paganos, que somos los curritos de a pie, que nos están recortando,
recortando, recortando…. Creo que se está haciendo muy mal. Vamos a ir a una
situación mediocre. Además, se han encargado de despotricar contra todo el
mundo: el político es malo, el funcionario es malo, los médicos no cumplen, los
maestros están perdiendo el tiempo y dan pocas horas… La gente cae en eso,
porque cuando alguien está enfadado porque no hay trabajo y está pasando unas
dificultades, necesita chivos expiatorios donde echar la rabia. ¿A dónde nos
lleva eso? Nos lleva a que nadie confiemos en nadie. A mí me decía hoy un
ciudadano de aquí de Cáceres que están cobrando los arquitectos, que
teóricamente pertenecen a una élite, 100 euros por hacer reconocimiento de las
casas, porque ahora se le exige a las casas como una especie de ITV igual que
los coches. Se está rebajando tanto el caché que al final todos pobres. Es
verdad que antes a lo mejor hemos estado todos ricos y todos no éramos ricos,
pero pasar al otro extremo a mí me parece muy peligroso, porque si nadie confía
en el gobierno, si nadie confía en los políticos, si nadie confía en los
funcionarios… ¿Quién mantiene la administración? ¿Qué ponemos a un dictador?
¿Traemos al ejercito que vuelva otra vez a gobernar España? En esto tiene mucha
culpa el PP cuando dice por ejemplo: “No es el momento de las ideologías, es el
momento de las ideas”. Y ellos, todo lo que están haciendo es por ideología.
Ellos quieren una universidad al pie de casa, no quieren que la sanidad sea
pública sino privada, ellos no quieren pagar actividades extraescolares porque
eso depende de las familias… es decir, hay un planteamiento ideológico total y
absoluto, y les viene bien el tema de las crisis para ponerlo en marcha.
-El Partido Popular ha
perdido 8 puntos en estimación de voto con respecto a las elecciones generales
del 20N, lo que permite al PSOE acortar diferencias y situarse a 6,7 puntos del
partido en el Gobierno, según el último
barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Sin embargo, el PSOE solo sube dos puntos respecto a los comicios de
noviembre, y quienes crecen son los partidos minoritarios. ¿Qué política está
haciendo el PSOE para recuperarse?
El partido socialista tiene un reto. Es verdad que el PP se
está depauperando a marchas forzadas, Sin embargo, tampoco el PSOE sube, en proporción de lo que
baja el PP. Por lo tanto, es algo para que nosotros reflexionemos. Yo creo que
en este momento, hay que estar con la gente. El PSOE es un poco esclavo de sus
años de mandato en el gobierno. No le puedes pedir a una persona que ha sido
ministro en el Gobierno de España que luego se ponga el cinturón y salga a la
calle a las manifestaciones a pegar voces, porque sería totalmente anómalo. Yo
creo que el ciudadano todavía nos sigue viendo con excesiva responsabilidad o
excesivamente sujetos a una serie de decisiones que se tomaron, no propiamente
de izquierdas a juicio de muchos. Eso hace que el ciudadano no se fie del
Partido Socialista. Tendríamos que hacer un cambio de caras, debería buscar un
discurso que le llegue mucho más a la gente de lo que les llega ahora mismo.
-Recortes en sanidad,
educación, subida del IVA,… parece que volvemos 30 años atrás. Andrea Fabra
grita en el congreso “Que se jodan”, Rajoy no da la cara… ¿A dónde nos lleva la
política esto?
Hemos vuelto atrás. Si tu miras los datos, son como los de
hace 20 años. Yo soy de la opinión de que los momentos difíciles muestran
verdaderamente lo que piensan las personas. Yo entiendo que el PP es un partido
conservador, un partido liberal que piensa que el mercado debe mandar y que
cada uno debe buscarse la vida con su propio trabajo… Menos estado y más
sociedad civil, todas esas cosas que dice Monago. Pero claro, que diga eso una
persona que es rica de cuna, me parece hasta normal, que lo diga gente que son
lo que son, precisamente porque ha existido un estado de bienestar que le ha
dado de una forma más o menos gratis una educación y una sanidad, me llevan a
que hay una serie de personas que están con el PP que están desclasadas, porque
no pertenecen a una ende, no son de una familia riquísima, o de una familia noble,
sino que son personas normales, tipo medio, en algunos casos tipo medio bajo
que han podido estudiar porque había una universidad al lado de su casa, que
han podido estudiar porque la enseñanza
básica ha sido gratuita, que han podido hacer un viaje porque no han tenido que
pagar al médico porque era gratuito. Se está produciendo en algunos casos como
puede ser en Extremadura, que estamos en manos de personas totalmente
desclasadas. Y para mí no hay nada peor que una persona así, porque no tiene
raíces. No está con los suyos, sino con los contrarios. Pero al mismo tiempo,
tampoco está en la otra parte, porque no pertenece a allí. Creo que algunas
cosas que le oímos a algunos dirigentes regionales del PP es producto de eso.
No es correspondiente su ideología con su estatus social y su procedencia.
-25S. ¿Qué le parece la
actuación de la policía?
Yo creo que ha sido exagerado, se han pasado tres pueblos. El
gobierno se asustó y la policía hace lo que les mandan. Hay unos jefes y unas
órdenes y las cumplen. Parece ser que había infiltrados, eso han contado en las
redes sociales. En estas situaciones donde uno te pega un empujón y tú
contestas, siempre da lugar a la violencia. Me parece que ha sido excesiva la
actuación de los mandos, sobre todo de la delegada del Gobierno y del ministro
de interior, que además ha querido demonizar todo, incluso ha querido castigar
a los que abrieron una cuenta en un banco para poder tener dinero para alquilar
los autobuses. Una especie de estado policial como hace mucho tiempo que no
veíamos. Me parece un disparate, algo fuera de lugar. También, esto demuestra
lo que son.
-¿Están siendo las
redes sociales el arma de difusión que
ha dejado de ser TVE por ejemplo?
Las redes sociales las veo en ese sentido muy positivas. Yo estaba
el verano pasado en México con mi hijo y la visita del Papa y todo lo que pasó
en la puerta del sol lo veía en las redes sociales mucho mejor que si estoy
aquí con la televisión encendida. Son poderosas, importantes, y lo hacen muy
bien. ¿Cuál es el miedo que yo tengo? Que la gente, toda su energía y su
vitalidad, la echa en la protesta que hace en la red social, pero luego no lo
hace en otros sitios. Vale como mecanismo de propaganda, para difundir,
divulgar, enseguida vemos las fotos… todo eso está muy bien, pero haría falta
que eso no tapase el instinto de rebeldía de la sociedad que se siente atacada
o pisoteada.
-Aún es pronto para
hablar de las próximas elecciones, pero ¿Cree que Guillermo Fernández Vara
es
un buen candidato?
Creo que es un gran candidato. Es una persona preparada, muy
digna, que tiene además mucha capacidad intelectual, muy trabajador. No es que
lo diga por decirlo, es que lo he visto yo. Fue un buen presidente,
independientemente de lo que pasó después y creo que volvería a serlo. Es un
activo importante del PSOE extremeño, un gran candidato. Si volviera a gobernar
Guillermo, como todos deseamos, las cosas cambiarían radicalmente. Por como
analiza las cosas, por como las ve dentro de un contexto.
-¿Cómo valoraría usted
el Gobierno de Monago?
Monago creo que se lo encontró. Me parece que va mucho a la
anécdota, cree que gobernar es soltar un chiste o una rechifla, o salir en
televisión como en la conferencia de presidentes, con la constitución en la
mano. Si con eso su ego se llena… Pero no le conozco ninguna medida
interesante. El paro no está descendiendo. Me parece excesivamente
intrascendente en algunas cosas que dice, en algunos comentarios que hace, como
se comporta,… creo que le falta mucho para ser un buen presidente de Gobierno.
-En Junio de este año
dimite como Portavoz del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Cáceres. ¿Cómo
es su sucesor? Háblenos un poco de él.
Es un sindicalista. El sindicato en Cáceres decidió que
quería coger el partido y hacerse responsable, cosa que a mí me parece errónea
como táctica política. Metemos todo en el mismo cajón y algo que se podía hacer
desde dos lugares, se hace solamente desde uno y con una confusión de roles
total y absoluta. Pero esto fue lo que decidieron e hicieron. Está de portavoz,
en ese sentido me gusta ser coherente. Una vez que ganó las elecciones a nivel
de partido, yo le cedí los trastos y nada más. Los hechos hablarán por si
solos.
-Como profesora de la
Universidad de Extremadura, ¿Ha notado que haya disminuido el número de alumnos
en las clases por la reducción de becas?
Al contrario, han aumentado. Este año tengo muchas más clases
y alumnos. Tengo tres clases, cada una de 90 personas.
22.- Para finalizar,
Elena Nevado decía hace unos días en unas declaraciones que “Tiene la mirada
puesta en el 2013, año en el que está convencida de que se harán realidad los
proyectos que dinamizarán la ciudad y generarán empleo. Apuesta por el párking
de Primo de Rivera, no descarta avances en El Corte Inglés y busca el revulsivo
para el comercio cacereño. ¿Será el año 2013 como dice Elena
Nevado? ¿Qué cree?
No tengo una bola de cristal, no sé lo que va a pasar en 2013
pero yo leía la entrevista y me parece un cuento de hadas. Creo que ha lanzado,
como dice mi madre, la lengua a trapacear, habla sin ton ni son. Creo que ella
ha confundido su puesto como alcaldesa de su puesto como candidata, con un
programa electoral donde tú manejas buenas intenciones, porque un programa es
una redacción de buenas intenciones. Eso de que va a conseguir firmas de alto
renombre... En primer lugar, el parking de Primo de Rivera es una cosa al
margen del ayuntamiento, es una entidad privada la que va a hacerlo. Lo de El
Corte Inglés ha sido una respuesta de manual y con todo lo demás, lo mismo. En fin me daba la impresión de lo que he
dicho antes: estaba hablando por hablar.